Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: ¿A DÓNDE QUIERES LLEGAR?, una reflexión de Robert J. Tamasy.
¿Puedes imaginarte preparándote para un viaje de negocios sin tener idea de a dónde vas ni por qué? Suena ridículo, ¿verdad? Porque lo es. Al planear un viaje, ya sea por negocios o por motivos personales, normalmente tenemos un destino. A menos que simplemente estemos respondiendo a un impulso aventurero y decidamos dar un paseo, primero determinamos a dónde vamos y con qué propósito.
Sin embargo, muchas personas no conducen sus vidas de la misma manera. Se embarcan en su viaje por la vida con poca idea de hacia dónde se dirigen, cómo van a llegar allí, por qué van o incluso cómo sabrán cuándo han llegado. Como alguien observó recientemente: «Todos terminan en algún lugar, pero pocos terminan en algún lugar con propósito».
La mayoría de nosotros nos levantamos cada mañana y vamos a trabajar, ya sea en nuestro propio negocio, en una gran corporación o en una pequeña empresa. Pero, ¿alguna vez te has preguntado: «¿Por qué voy a trabajar?»? Una razón, por supuesto, es ganar un sustento. Los pagos mensuales de la casa o del apartamento, quizá un automóvil, servicios, comida y otras necesidades requieren dinero. Pero, ¿no sería más satisfactorio ir a trabajar sabiendo que tienes un propósito mayor que solo recibir un cheque de pago?
Un versículo del libro de Proverbios aborda esto: «Cuando no hay visión, el pueblo se desvía» (Proverbios 29:18, RVC). Hay varias aplicaciones de este principio, pero sin visión —un sentido más amplio del propósito detrás de nuestras labores— podemos fácilmente volvernos tan cínicos como el autor de Eclesiastés, que dijo: «Vanidad de vanidades… todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana…?» (Eclesiastés 1:2-3, RVR).
¿Cómo obtenemos visión, un sentido más amplio de por qué Dios nos ha colocado donde estamos, con los dones y talentos que poseemos? Creo que comienza con entender que, aunque no tenía que hacerlo, el Señor nos ha elegido para ser participantes activos en Su obra. Por ejemplo, en 1 Corintios 3:9 se nos dice: «Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios» (RVR).
Piénsalo: ¡ser «colaboradores de Dios»! Imagina recibir una llamada personal de un ejecutivo famoso y que te preguntara: «¿Estarías dispuesto a ayudarme con un proyecto importante?» Ahora, multiplica la magnitud de esa pregunta un millón de veces, porque Dios quiere que trabajemos con Él.
Escribir y editar siempre ha sido mi carrera. Pasé los primeros 10 años como editor de periódico. Pero si me hubiera preguntado «¿por qué?», probablemente no habría tenido una buena respuesta. Luego leí un versículo de la Biblia que Dios parecía haber diseñado específicamente para mí: «Rebosa mi corazón con un bello poema. Esta obra mía se la dedico al rey. ¡Mi lengua es la pluma de inspirado poeta!» (Salmo 45:1, RVC).
De repente, tuve una respuesta a mi «por qué». El Señor me había dado habilidades únicas, pasión, dones y experiencia para servirle como escritor y editor. El Maná del Lunes, esta meditación semanal en el lugar de trabajo creada para ayudar a empresarios y profesionales a integrar su fe en el mercado, es solo una de las formas en que trato de hacerlo.
¿Para qué te ha equipado Dios de manera única a ti? Sabemos una cosa con certeza: como seguidores de Jesús, somos «embajadores de Cristo» (2 Corintios 5:20). La pregunta que cada uno debe responder es: «¿Cómo puedo ser ese embajador de la manera más efectiva y fructífera en el lugar donde Dios me ha puesto?»
Preguntas para Reflexión/Discusión
- Cuando planeas ir a algún lugar, ¿qué tan detallada es tu planificación? ¿Buscas entender claramente hacia dónde vas, cómo deseas viajar y qué esperas lograr al llegar?
 
- ¿Por qué crees que muchas personas no son tan precisas o cuidadosas al trazar el curso que seguirá su vida? ¿Cuáles son algunos problemas de simplemente «dejar que la vida suceda» sin tener una visión de hacia dónde quieren ir y qué esperan llegar a ser?
 
- ¿Alguna vez has comenzado un día de trabajo y pensado, como expresó el escritor de Eclesiastés, «¡Vanidad! Todo es vanidad»? Ya sea por tu propio sentimiento o por el de alguien que conoces, ¿cómo tratarías de cambiar esa sensación de inutilidad?
 
- Al leer que «somos colaboradores de Dios», ¿qué pensamientos se te ocurren? ¿Consideras que es algo bueno?
 
Reto para esta semana
Esta semana, intenta apartar un tiempo para reflexionar sobre el ‘qué’ y el ‘por qué’ de tu trabajo. ¿Tienes una visión clara de hacia dónde te diriges, qué esperas lograr en el camino y cómo sabrás que estás en el rumbo correcto?
Podrías reunirte con buenos amigos, un mentor o asesores de confianza para discutir esto. ¿Conoces a dónde vas y por qué?