Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA TUS FINANZAS, una reflexión de Yessica Moreno.
Muchos de nosotros llevamos calendarios para anotar y programar nuestras actividades, confiando en que todo se desarrollará según lo planeado. Pero tarde o temprano —ya sea en el trabajo o en el hogar— surgen crisis inesperadas que interrumpen nuestra rutina. De repente, se deben cancelar eventos importantes, los compromisos laborales se posponen y las tareas cotidianas se ven afectadas por circunstancias fuera de nuestro control. En esos momentos, nuestra estabilidad financiera y emocional puede tambalearse, generando incertidumbre y preocupación. Ninguna persona ni comunidad está exenta de los retos difíciles que tarde o temprano nos alcanzan a todos.
En cada crisis económica que enfrentamos, necesitamos prestar atención a los principios que la Biblia ofrece para administrar nuestras finanzas, de manera que podamos vivir con paz y confianza mientras atravesamos nuestras dificultades. A lo largo de la Escritura, Dios nos ha dado sabiduría para manejar cada recurso que pone en nuestras manos. Aquí presentamos algunos principios básicos encontrados en el libro de Proverbios y en otras partes de la Biblia:
- Reconocer nuestra verdadera situación. «Unos pretenden ser ricos, y no tienen nada; otros simulan ser pobres, y lo tienen todo» (Proverbios 13:7, RVC). Si los ingresos de la empresa o de nuestra familia han disminuido, debemos ajustar nuestros gastos. Por ejemplo, conozco personas cuyos negocios atravesaban dificultades, por lo que decidieron cambiar un auto de lujo por uno más económico. El apóstol Pablo dijo: «Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado…» (Filipenses 4:12, RVR1960). Esto nos ayuda a comprender que hay tiempos de abundancia y tiempos de austeridad. Podemos ser agradecidos con Dios en ambas circunstancias. «Así que, si tenemos ropa y comida, estemos contentos con eso» (1 Timoteo 6:8, NVI).
- Distinguir entre lo que queremos y lo que necesitamos. Antes de gastar, conviene preguntarnos: ¿realmente necesitamos lo que estamos a punto de comprar o solo ocupará espacio entre objetos sin uso? Nunca es buen momento para malgastar el dinero en cosas innecesarias. Hay sabiduría en buscar consejo y orientación antes de asumir deudas que tal vez no podamos pagar. «Los sabios tienen riquezas y lujos, pero los necios gastan todo lo que consiguen» (Proverbios 21:20, NTV).
- Ser sensibles y generosos hacia las necesidades de otros. Oremos y ayudemos a los demás según nos guíe la fe. Mientras confiamos en la protección y provisión de Dios para nosotros, también podemos convertirnos en la respuesta a la oración de alguien más. «Dar algo al pobre es dárselo al Señor; el Señor sabe pagar el bien que se hace» (Proverbios 19:17, RVC).
Actuar con diligencia y responsabilidad en nuestro trabajo. Al enfrentar presión económica o incertidumbre, podemos sentir la tentación de tomar atajos: hacer trampa, evadir responsabilidades o involucrarnos en prácticas deshonestas para obtener resultados rápidos. Sin embargo, la Biblia nos anima a trabajar con integridad y dedicación, sabiendo que el esfuerzo constante y honesto es un medio principal por el cual Dios provee. «El que trabaja su tierra tendrá abundante comida, pero el que sueña despierto solo abundará en pobreza» (Proverbios 28:19, NVI). Abandonar la diligencia para perseguir la ilusión de una solución fácil puede llevar a consecuencias dolorosas. En cambio, cuando trabajamos con responsabilidad, puntualidad y excelencia, honramos a Dios y abrimos la puerta para que Él nos presente nuevas oportunidades.
Que las promesas de Dios de suplir cada una de tus necesidades te llenen de paz y seguridad. Recuerda la exhortación bíblica: «Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: “Nunca los dejaré; jamás los abandonaré”» (Hebreos 13:5, NVI).
Preguntas para reflexión/discusión
- ¿Cómo sueles responder cuando enfrentas una crisis financiera, ya sea en el trabajo o en tu hogar?
- Cuando los gastos superan los ingresos, ¿qué tan tentador resulta usar, incluso depender, del crédito para cubrir la diferencia? ¿Por qué reducir los gastos suele considerarse el último recurso?
- En tu opinión, ¿cuál es la diferencia entre una «necesidad» y un «deseo»? Cuando alguien dice: «Necesito un auto nuevo» o «Necesito una televisión nueva», ¿cómo evaluarías si realmente es una necesidad o simplemente un deseo? ¿Puedes pensar en un principio bíblico sobre cómo Dios provee para nuestras necesidades —y no necesariamente para nuestros deseos?
- Se sugiere que incluso cuando nuestra situación financiera es difícil, aún debemos considerar las necesidades de otras personas y responder con generosidad. ¿Estás de acuerdo con esto? ¿Por qué sí o por qué no?
Desafío para esta semana
Pocas cosas en nuestra vida y nuestro trabajo son tan sensibles y volátiles como nuestras finanzas. Nos preocupamos cuando sentimos que no tenemos suficiente, y nos preocupamos si lo tenemos pero tememos perderlo. Esta semana puede ser un buen momento para re-evaluar tus actitudes y acciones en cuanto a tus finanzas, especialmente en relación con Dios.
Esto podría generar una conversación excelente y enriquecedora con un amigo de confianza, un mentor, un consejero o un grupo pequeño al que pertenezcas. Consideren cómo pueden ayudarse unos a otros a obtener una perspectiva bíblica más clara sobre nuestro dinero, especialmente en tiempos de crisis.