Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: RECONOCIENDO Y SUPERANDO LOS PELIGROS DEL ORGULLO, una reflexión de Jim Mathis.
Hace poco, mientras veía una entrevista con el comediante y legendario presentador de programas de entrevistas Jay Leno, comentó que creía firmemente en la baja autoestima. Explicó que, según él, si alguien empieza a creer que sabe más que nadie, está en problemas. Leno también observó que, si empezamos a creer que lo sabemos todo, significa que hemos decidido dejar de aprender.
Cuando Leno presentaba «The Tonight Show», por ejemplo, nunca intentaba decirles a los iluminadores ni a los sonidistas cómo hacer su trabajo, algo que había visto hacer a algunos presentadores de televisión. Razonaba que, si alguien era director de iluminación en un importante programa de televisión, era el mejor en su trabajo. Sería una tontería intentar decirle cómo colocar las luces.
Como líderes empresariales, civiles o políticos, nuestro trabajo es encontrar a las personas más adecuadas para cada puesto y luego escucharlas y dejarlas trabajar. En cuanto empezamos a creernos la persona más inteligente, invitamos al desastre. En la Biblia, Proverbios 16:18 dice: «El orgullo va delante de la destrucción, y la arrogancia antes de la caída» [NTV]. En otras palabras, el orgullo siempre presagia destrucción.
Proverbios 11:2 dice: «Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría» [RVR]. No hay nada más claro. El orgullo —o jactarse de uno mismo o de sus logros— nunca termina bien. Este es un tema recurrente en la Biblia, así como en la sabiduría popular a lo largo de los siglos.
Cuando escuchamos a alguien presumir de su inteligencia, de lo mucho que sabe, siempre debería ser una señal para tener cuidado. En realidad, puede que solo estén hablando consigo mismo, intentando superar el miedo y la inseguridad sobre sus propias deficiencias.
Pero algunos responden: «¿No deberíamos estar orgullosos de nuestro trabajo, de nuestros hijos o de nuestro equipo favorito?». Elogiar y mostrar orgullo por los logros de los demás no es lo mismo que atribuirse el mérito ajeno o asumir que somos los únicos responsables de cualquier éxito alcanzado.
Para tener éxito en todo lo que hacemos, debemos aprender continuamente. Cuanto más rápido cambia el mundo, mejores estudiantes debemos ser. Sin embargo, el orgullo a menudo nos impide aprender. Porque aprender requiere que nos pongamos en una posición donde alguien más sea el maestro o mentor.
Debemos admitir que hay cosas que desconocemos o para las que no somos hábiles. Como dice Proverbios 13:10: «El orgullo solo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos» [NVI]. Siempre podemos encontrar personas más inteligentes, más hábiles o simplemente mejores que nosotros en ciertas cosas.
Habiendo sido emprendedor, autónomo y, en ocasiones, trabajador independiente, he descubierto que necesitamos dedicar la mitad de nuestro tiempo a aprender y mejorar nuestras habilidades. Si solo tenemos seis horas para talar un árbol, tres de esas horas se aprovechan mejor afilando el hacha: aprendiendo a mejorar. Como dice Eclesiastés 10:10: «Si se usa un hacha sin filo hay que hacer doble esfuerzo, por lo tanto, afila la hoja. Ahí está el valor de la sabiduría: ayuda a tener éxito» [NTV]. Presumir de nuestra habilidad con el hacha no servirá de nada, ni literal ni figurativamente.
Preguntas para la reflexión/discusión
1. ¿Alguna vez has trabajado con, o para, alguien que creía saber más que nadie sobre prácticamente todo? De ser así, ¿cómo fue trabajar con una persona así?
2. ¿Qué opinas de la sugerencia de Jay Leno de que tener «baja autoestima» es algo positivo, es decir, ser capaz de darse cuenta de que otros podrían ser mejores que nosotros en algunas cosas?
3. ¿Te consideras una persona en constante aprendizaje, con ganas de descubrir nuevas perspectivas y comprender muchas cosas, reconociendo que no lo sabes todo?
4. ¿Cómo respondes a las personas que demuestran humildad genuina, que parecen priorizar a los demás y reconocen el valor y las contribuciones de quienes trabajan con ellas?
Desafío para esta semana
La Biblia declara que «el dinero es raíz de todos los males» [ver 1 Timoteo 6:10], pero algunos teólogos han sugerido que el orgullo, en última instancia, es la base de cualquier pecado, incluyendo el amor al dinero. Porque el orgullo lleva a las personas a desear cada vez más.
¿Te preocupa el orgullo? Puede manifestarse de muchas formas, como insistir en que sabemos más que nadie sobre prácticamente todo. También puede implicar egoísmo, egocentrismo y muchas otras formas de exaltación personal. Si te encuentras luchando con el orgullo —y la mayoría lo hacemos, en cierta medida—, busca a alguien con quien hablar sobre esto, incluso aceptando sus consejos y oraciones.