«Purgamentum int, exit purgamentum»

Dicen que «basura que entra, basura que sale»... y en un mundo saturado de información, eso importa más que nunca. Lo que consumes moldea lo que piensas, decides y haces. ¿Estás filtrando lo que dejas entrar... o simplemente absorbiéndolo todo?

Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: «PURGAMENTUM INIT, EXIT PURGAMENTUM», una reflexión de Fritz Klumpp.

La inscripción en mi nueva camiseta, un regalo de cumpleaños de mi hija, decía en grandes letras en latín: «PURGAMENTUM INIT, EXIT PURGAMENTUM», una frase antigua que encontré hace muchos años. Debajo de esa inscripción, en letras rojas más pequeñas, decía: «BASURA ENTRA, BASURA SALE». Mis hijos me oyeron repetir muchas veces esas mismas palabras cuando intentaba influir en lo que veían en la televisión o en el cine, el tipo de música que escuchaban y los libros que leían.

«Basura entra, basura sale» fue una frase popularizada durante los primeros días de la computación, y significa que si se introducen datos defectuosos en un sistema, los resultados también serán defectuosos. Esto también se aplica a nosotros como seres humanos.

La mente humana es una computadora maravillosa y extremadamente compleja. De hecho, durante los primeros días de la exploración espacial, un grupo de mujeres afroamericanas recibió el apodo de «computadoras», ya que usaban su mente para resolver fórmulas matemáticas muy complicadas que harían posible lanzar hombres al espacio. Su historia se cuenta en la película «Hidden Figures». Aquí hay tres principios claves sobre la verdad:

1. Alimentamos a nuestras mentes recibiendo insumos diariamente. Sin embargo, al igual que con cualquier computadora electrónica actual, lo que sale de la mente humana no es mejor que la calidad o validez de lo que se le ha programado. Comenzamos a recibir datos desde el vientre materno, y continuamos recibiendo insumos —información de todo tipo— a lo largo de nuestras vidas. Esta vasta colección de datos da forma a la manera en que pensamos y respondemos al mundo que nos rodea, y en última instancia, a nuestra cosmovisión personal. La cosmovisión de una persona determina sus valores, y esos valores a su vez influyen en su comportamiento. A pesar de esta realidad, muchos de nosotros vivimos sin considerar jamás la validez o veracidad de aquello que ha moldeado nuestra forma de pensar.

Hasta que comencé a leer lo que Dios, el Creador de todas las cosas, tiene que decir en la Biblia, yo tampoco me había tomado el tiempo de examinar qué influía en mi manera de pensar. Ya fuera como piloto de combate durante la Guerra de Vietnam o como piloto comercial, nunca me detenía a preguntarme: «¿Por qué pienso como pienso? ¿Qué factores han influido y dado forma a mis valores, opiniones y a lo que considero importante?».

2. ¿Estamos moldeados por este mundo más que por la Palabra de Dios? Después de convertirme en seguidor de Jesucristo, comencé a leer la Biblia y descubrí declaraciones como esta del apóstol Pablo, quien escribió en Romanos 12:2: «No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta» (NVI). ¿Estaba la información que consumía a través de los medios masivos de comunicación moldeándome conforme a «los patrones de este mundo»?

Con la enorme cantidad de publicaciones impresas, programas de televisión, películas, radio e Internet, vivimos en una era de sobrecarga de información. Constantemente estamos siendo bombardeados con todo tipo de datos, algunos buenos, otros no tanto. Al leer Romanos 12:2 y otros pasajes de las Escrituras, comprendí que, si quiero mantener una mente clara, mi desafío es filtrar toda esta información y discernir cuál es válida y basada en la verdad, y cuál se basa únicamente en las cambiantes corrientes culturales y en valores sin Dios.

3. Hay un camino hacia la verdad. Llegué a la conclusión de que es necesario —y creo que también lo es para todos nosotros— asegurar que estamos programando nuestra mente, nuestra «computadora», con lo que sabemos que es verdad. Como dijo Jesús en Juan 14:6: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (RVC). Conocerlo y procurar seguir Sus enseñanzas en la Biblia es la mejor manera de evitar caer en la trampa del «purgamentum init, exit purgamentum»: basura que entra, basura que sale.

Preguntas para Reflexión y Diálogo

  1. ¿Qué te viene a la mente cuando escuchas la frase «Basura que entra, basura que sale»?
  2. Con toda la información disponible cada día —ya sea por medios impresos o digitales, Internet u otras fuentes—, ¿cómo decides cómo procesarla y cómo te está influenciando?
  3. ¿Qué crees que significa ser «transformado mediante la renovación de la mente»? ¿En qué se diferencia eso de «amoldarse al mundo»?
  4. Jesucristo afirmó que Él es «el camino, la verdad y la vida». ¿Cómo puede o debe esta declaración influir en cómo enfrentamos cada día laboral —las tareas que realizamos, las personas con las que tratamos, nuestras metas y objetivos, la forma en que discernimos la verdad?

Desafío para esta semana
Esta semana, busca a alguien con quien puedas hablar con honestidad —un amigo de confianza, consejero, mentor o grupo de rendición de cuentas— y evalúen juntos cómo estás en cuanto al principio de «purgamentum init, exit purgamentum»: basura que entra, basura que sale.

Reflexiona sobre qué pasos estás tomando para asegurarte de que tu computadora natural —tu mente— se esté llenando con el tipo correcto de programación, con los datos adecuados que te permitan ser y llegar a ser la persona que Dios quiere que seas.

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