Aprende a prosperar en el mejor entorno

¿Cuándo fue la última vez que estuviste consciente de tu respiración o de los latidos del corazón? ¿Por qué crees que damos por sentado estas cosas, dándoles poca o ninguna importancia? Los humanos somos seres físicos, mentales, emocionales y espirituales. ¿Qué piensas acerca de la dimensión espiritual de tu vida? ¿Crees que es una consideración importante, algo que merece nuestra atención?

Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: APRENDE A PROSPERAR EN EL MEJOR ENTORNO, una reflexión de Robert J. Tamasy.

¿Has visitado alguna vez un acuario público y observado a los peces nadando tranquilamente, contentos en su entorno acuático? ¿Cree que son conscientes siquiera del agua en la que viven? Lo dudo. Ese es su hábitat natural y nunca han conocido nada más.

En cierto sentido, somos así. Cada mañana, nos despertamos sin prestar atención al aire que llena nuestros pulmones con cada respiración que tomamos. Eso es a menos que alguna dolencia física dificulte la respiración. Tales luchas pueden hacernos muy conscientes de la atmósfera saturada de oxígeno en la que vivimos.

La razón por la que señalo esto, es debido al otro «entorno» en el que todos vivimos. Se ha descrito a los humanos como seres físicos, mentales, emocionales y espirituales. Somos conscientes de nuestro entorno físico, así como de nuestra constitución mental y emocional. Pero ¿qué pasa con el aspecto espiritual de nuestras vidas?

Un amigo trabajó durante muchos años como ejecutivo de alto rango en la industria de convenciones y eventos, supervisando importantes conferencias y eventos públicos que se celebraban en su ciudad. En ese ambiente de trabajo frenético y exigente, lo que le permitía hacer frente a las tensiones era lo que él consideraba su entorno espiritual.

Mi amigo, que había sido ateo y tuvo un encuentro con Jesucristo que le cambió la vida, adoptó un versículo bíblico en particular como su credo: «Porque en él vivimos, nos movemos, y somos…» [Hechos 17:28 RVR]. Su deseo era centrar cada momento en lo que Dios había hecho en su vida, un testimonio vivo en palabra y obra.

Nunca intentó imponer su fe a nadie, sino que siempre tuvo presentes las instrucciones de Jesús a sus seguidores: «Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra»_ [Hechos 1:8 RVC]. Él comprendió que dondequiera que fuera, lo que fuera que estuviera haciendo, era como «embajador de Cristo» [ver 2 Corintios 5:20].

Si somos seguidores de Jesucristo, ¿cómo podemos tener éxito en desear «vivir, movernos y ser en Él»? Estas son solo algunas de las pautas de la Biblia:

  1. Confie en la Palabra de Dios para obtener orientación y sabiduría. Al tratar de tomar decisiones difíciles, así como para enfrentar desafíos en el trabajo y en nuestra vida personal, las Escrituras son la mejor guía que podemos usar. «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» [Salmo 119:105 RVR].
  2. Meditemos y memoricemos la Palabra de Dios. Otra clave para poder vivir, movernos y ser en Dios es hacer que Su Palabra revelada, la Biblia, sea el centro de nuestros pensamientos y acciones. Es bueno cuando tenemos tiempo para leer las Escrituras, pero incluso cuando no lo hacemos, si hemos aprendido de memoria pasajes clave, están disponibles para nosotros en cualquier momento. «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti» [Salmo 119:11 RVR].
  3. Nunca olvidemos para quién vivimos y a quién servimos. Tendemos a centrarnos en nuestras propias necesidades, nuestro progreso personal y nuestros logros. Pero es Dios quien nos ha dado las habilidades, experiencias y talentos que utilizamos en el mercado laboral. Por eso, Él merece nuestro honor y adoración. «Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios» [1 Corintios 10:31 NTV].

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