Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: SIGUIENDO UN CAMINO VOCACIONAL SINUOSO, una reflexión de Rick Boxx.
Hubo una época en la que las personas conseguían un trabajo y permanecían en el mismo empleo durante décadas. Literalmente, era el trabajo de su vida. Pero eso ya es muy raro hoy en día. En su mayor parte, los días de jubilarse de la misma empresa con relojes de oro y pensiones cuantiosas son reliquias del pasado.
En mi caso, nunca me atrincheré en ningún negocio u organización en particular. Mi carrera ha tenido muchas paradas en el camino. Cuando me detengo a examinar el curso de mi carrera, en la superficie parece tortuoso y desconectado. Sin embargo, es más como un tapiz: el reverso parece caótico, pero el otro lado muestra un diseño o imagen elegante. Con el beneficio de la retrospectiva, puedo reconocer el propósito y la dirección divinos de Dios.
Mi historial laboral se asemeja a un río serpenteante, pasando de contador público a empresario de alquiler de automóviles, a banca, luego a consultoría y, finalmente, a un ministerio sin fines de lucro. Mi diversidad de vocaciones puede parecer extraña, pero Dios tenía un plan. Hoy, debido a mi variada trayectoria laboral, tengo el privilegio de servir y ministrar principalmente a líderes de pequeñas empresas, especialmente a emprendedores.
A través de mi sinuoso camino, Dios me ha dado experiencia y conocimientos que nunca podría haber obtenido si hubiera permanecido empleado en la misma industria o con una sola empresa. Entiendo las dificultades de la contabilidad y la gestión financiera. He iniciado un negocio en la peor economía y he aprendido a dirigir y hacer crecer pequeñas empresas a la manera de Dios, siguiendo los principios de las Escrituras.
La Biblia nos dice que así es como Dios trabaja típicamente. Como enseña Proverbios 16:9: «Podemos hacer nuestros planes, pero el Señor determina nuestros pasos» [NTV]. Puede que pensemos que tenemos todo resuelto y que tenemos el control de nuestro futuro, pero el Señor está orquestando fielmente los detalles detrás de escena para cumplir sus propósitos divinos. Como dice otro pasaje: «Son muchas las ideas del corazón humano; sólo el consejo del Señor permanece» [Proverbios 19:21 RVC].
Para algunas personas esto puede resultar desconcertante. Quieren sentir que el curso de sus vidas está completamente en sus manos. Para mí, saber que Dios está determinando nuestros pasos para cumplir sus propósitos divinos es alentador y tranquilizador. La experiencia nos ha demostrado a todos que no tenemos idea de lo que nos depara el mañana. Es reconfortante confiar en que el Señor no solo conoce el presente sino también el futuro. Aquí hay dos verdades de las Escrituras que pueden darnos paz en un mundo caótico e impredecible:
1. Dios quiere lo mejor para nosotros. Para quienes buscan al Señor y desean servirlo, Él está ansioso por responder. «Porque yo sé los planes que tengo para ustedes —declara el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces me invocarán y vendrán a orar a mí, y yo los escucharé. Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán de todo corazón» [Jeremías 29:11-13 NVI].
2. Dios promete guiarnos. El sentido de nuestras carreras —y de nuestras vidas— puede sufrir cambios repentinos e inesperados. Podemos recurrir a la preocupación y al miedo, o podemos tener la confianza de que Dios no se dejará sorprender. Él se asegurará de que vayamos por el camino correcto. «Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar» [Proverbios 3:5-6 NTV].
Dios sabía lo que hacía cuando trazó un rumbo para mí vocacionalmente. ¡Y no lo dudes… lo hace también para ti!