Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: GANARSE EL RESPETO DE LOS COMPAÑEROS DE TRABAJO, una reflexión de Robert J. Tamasy.
Durante muchos años he tenido la convicción de que las distinciones entre «sacro y secular» de las que a veces oímos hablar no tienen respaldo en ninguna parte de la Biblia. Es posible que a los clérigos y misioneros se les hayan asignado funciones específicas, junto con los dones y las habilidades necesarias para cumplirlas. Sin embargo, a los ojos de Dios, el trabajo de un ejecutivo, representante de ventas, asistente administrativo, gerente o empleado es tan «santo» como el llamado del Señor a los profesionales religiosos que trabajan bajo el paraguas de la Iglesia.
A principios de este año, el pastor principal de la iglesia a la que asisto afirmó esta verdad al presentar un mensaje que llamó «Cómo ganarnos el respeto de los compañeros de trabajo». Me tomo la libertad de usar sus puntos clave y ampliarlos, porque ser respetados por los compañeros de trabajo es crucial si queremos ser eficaces como «embajadores de Cristo», como se describe en 2 Corintios 5:20.
Se ha dicho muchas veces que debemos «ser buenas noticias antes de poder compartir buenas noticias». En otras palabras, tenemos poco o ningún impacto positivo con lo que decimos, independientemente de cuán fieles seamos a las Escrituras, si nuestro comportamiento en el lugar de trabajo se caracteriza por ser poco ético, deshonestidad, egocentrismo, pereza y falta de compasión, entre otras cosas. Como dice Proverbios 22:1, «Elige una buena reputación sobre las muchas riquezas; ser tenido en gran estima es mejor que la plata o el oro» [NTV]. A continuación, se presentan algunos principios bíblicos para ganar y mantener el respeto de las personas con las que trabajamos todos los días:
1. Demostrar amor hacia los demás. El término «amor» puede significar muchas cosas, pero mostrar amor hacia los demás refleja la obra de Dios en nosotros. Esto incluye mostrar preocupación y compasión genuinas hacia los demás, incluso anteponiendo sus intereses a los nuestros cuando sea necesario. «Pero no hace falta que les escribamos sobre la importancia de amarse mutuamente, pues Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros» [1 Tesalonicenses 4:9 NTV]. «No busques vengarte, ni guardes rencor contra tus hermanos israelitas, sino ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor» [Levítico 19:18 NTV].
2. Ocuparse de los asuntos propios. Las personas que se entrometen constantemente en los asuntos de los demás sin que se lo pidan son, en el mejor de los casos, grandes molestias. Podemos tener un interés genuino por los demás, pero eso no significa entrometernos en áreas en las que no hemos sido invitados. «Pónganse como objetivo vivir una vida tranquila, ocúpense de sus propios asuntos…» [1 Tesalonicenses 4:11a NTV]. El apóstol Pablo reprendió la actitud de algunas personas, diciendo: «Además, aprenden a ser ociosas y a andar de casa en casa; y no solamente se vuelven ociosas sino también chismosas y entrometidas, y hablan de lo que no deben» [1 Timoteo 5:13 RVC].
3. Trabajar con diligencia. Pocas cosas generan más resentimiento que un compañero de trabajo que no lleva su parte de la carga. Cuando los demás observan pereza en una persona, sus actitudes hacia ella no pueden evitar tomar un matiz negativo. «…y trabajen con sus manos, tal como los instruimos anteriormente» [1 Tesalonicenses 4:11b NTV]. «El perezoso quiere de todo, lo que no quiere es trabajar. El hombre honrado siempre da y no pide nada a cambio» (Proverbios 21:25 TLA).
4. Sean confiables. En el lugar de trabajo, especialmente cuando los plazos son ajustados y hay que completar pasos críticos, es reconfortante y alentador saber en quiénes podemos confiar. Los que seguimos a Jesucristo deberíamos ser personas así, confiables para hacer nuestra parte –incluso más de lo que nos corresponde– para alcanzar las metas y los objetivos deseados. «Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos» [Romanos 12:18 NTV]. «Como frescura de nieve en día de la cosecha es el enviado confiable para quien lo envía, pues infunde nuevo ánimo en sus amos» [Proverbios 25:13 NVI].