Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: LAS EMOCIONES EN LOS NEGOCIOS: ¿SON BUENAS O MALAS?, una reflexión de Robert J. Tamasy.
Las emociones son algo curioso. Las vemos en bodas, eventos deportivos, reuniones familiares y manifestaciones públicas. Pueden ir desde la alegría y la felicidad, con sonrisas y risas, hasta la tristeza profunda con lágrimas y gritos de agonía. Pueden reflejar un entusiasmo intenso o una ira profunda. En el hogar, las emociones pueden proporcionar un entorno seguro donde los miembros de la familia pueden prosperar, o pueden causar una gran agitación e incluso miedo.
También podemos observar emociones exhibidas en el mundo empresarial y profesional, tanto de manera positiva como negativa. Al observar la Bolsa de Valores de Nueva York, podemos ver todo el espectro de emociones, desde una gran excitación hasta un pánico absoluto, según la tendencia de los mercados.
En una empresa en lo individual o en un entorno de oficina, podemos encontrar muchos ejemplos de emociones utilizadas, mal usadas y otras de las que se abusa. Un líder enérgico, positivo y afirmativo puede hacer mucho para inspirar y motivar a quienes están bajo su autoridad. Sin embargo, un líder negativo, crítico y propenso a ataques de ira puede tener un impacto desmoralizador y contraproducente en el equipo.
A lo largo de mi carrera he trabajado para varios jefes muy diferentes. Algunos eran tan inspiradores que hubiera atravesado un muro corriendo por ellos. Otros, sin embargo, tenían conductas que desgastaban a las personas con el tiempo, haciendo que temieran ir a trabajar cada día. Una persona para la que trabajé en una sala de redacción tenía ocasionales ataques de ira, incluso tomaba objetos de su escritorio y los arrojaba cuando estaba disgustado.
Timothy Kight, el difunto empresario y consultor de liderazgo, comprendía el poder de las emociones, tanto para bien como para mal. Dijo: «Las emociones son un gran sirviente, pero un amo terrible. Domine sus emociones y haga que trabajen para usted, no en su contra. Sus emociones deben ser un mensajero, no un dictador».
No es sorprendente que la Biblia tenga mucho que decir sobre las emociones y cómo se expresan. Un ejemplo destacado fue el rey Saúl de Israel, que tenía la desconcertante costumbre de arrojar lanzas a sus rivales. Estos son solo algunos de los muchos principios que las Escrituras brindan sobre las emociones, tanto en acción como en palabras:
1. Las emociones sin control traen consecuencias adversas. Las emociones descontroladas pueden resultar no solo en acciones de las que luego nos arrepentiremos, sino que también pueden generar sentimientos y actitudes negativas hacia nosotros por parte de con quienes trabajamos. «La persona enojada comienza pleitos; el que pierde los estribos con facilidad comete todo tipo de pecados» [Proverbios 29:22 NTV].
2. Las palabras y las acciones positivas producen beneficios. Es imposible sobreestimar la importancia de comunicar sentimientos afirmativos y edificantes tanto a través de nuestras palabras como de nuestras acciones. «Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan» [Efesios 4:29 NVI].
3. Las emociones pueden ser contagiosas. Volviendo a ese hombre que mencioné que arrojaba cosas de su escritorio. Pues, algunos de los que se reportaban con él comenzaron a mostrar un comportamiento similar, creyendo erróneamente que eso era lo que se esperaba de ellos. «No te juntes con gente de mal genio ni te hagas amigo de gente violenta, porque puedes volverte como ellos y pondrás tu vida en peligro» [Proverbios 22:24-25 TLA].