Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: REDESCUBRIR EL PROPÓSITO Y EL LLAMADO, una reflexión de Rick Boxx.
En los Estados Unidos, cada año, el primer lunes de septiembre se designa como el Día del Trabajo para celebrar los logros sociales y económicos de los trabajadores estadounidenses. En gran parte de América latina es el 1 de mayo y se celebra en otras fechas en diferentes lugares del mundo. Lamentablemente, las investigaciones muestran que la apreciación y la comprensión del valor del trabajo están en constante declive. Un estudio de Gallup, por ejemplo, indicó que el compromiso de los empleados disminuyó en años recientes a solo el 32 por ciento. Esto significa que más de dos tercios de los trabajadores no sienten un fuerte compromiso con su trabajo.
Una de las áreas clave del declive fue la falta de conexión de los empleados con la misión o el propósito de su organización. El trabajo sin propósito no tiene sentido. Todos tenemos dentro de nosotros el deseo de sentir que nuestra vida y nuestro trabajo importan.
Fuimos diseñados por Dios para servir a un propósito divino, incluso cuando no entendamos Sus planes. Proverbios 16:4 dice: «El Señor ha hecho todo para sus propios propósitos, incluso al perverso para el día de la calamidad» [NTV]. Dios tiene un propósito para tu trabajo incluso si tu empleador no lo haya definido claramente. El compromiso y la satisfacción laboral aumentan cuando tenemos un sentido claro de nuestro propósito y llamado. Aquí hay tres aspectos respecto al propósito y el llamado:
1. Debemos enfocarnos en el verdadero propósito de los negocios. En 1989, el líder ministerial Larry Burkett escribió un libro llamado «Business by the Book». Cuando impartí el taller de Burkett, la primera lección comenzó con un principio que era simple, pero profundo. Este principio era: «El propósito de su negocio es glorificar a Dios».
La mayoría de los dueños de negocios dirían que están en el negocio para ganar dinero. El economista Milton Friedman era famoso por decir que el único propósito de los negocios es ganar dinero. Sin embargo, para los seguidores de Jesús, ganar dinero es un subproducto de su propósito, no el punto central. «…ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios» [1 Corintios 10:31 NVI].
2. Hay que entender nuestro llamado. El propósito de Dios para cada uno de nosotros es glorificarlo, pero para que eso suceda, Dios desarrolló un plan y un llamado para cada uno de nosotros. Desafortunadamente, algunos creen que solo los pastores y misioneros tienen un llamado espiritual. La historia de Bezalel desmiente esa idea rápidamente. Cuando Dios quiso que se construyera y amueblara su tabernáculo, no se lo pidió a un sacerdote ni a un levita, es decir, a ningún líder religioso. Se lo pidió a Bezalel, un artesano.
Moisés proclamó: «…El Señor ha escogido específicamente a Bezalel, el hijo de Uri y nieto de Hur, de la tribu de Judá. El Señor llenó a Bezalel del Espíritu de Dios, y le dio gran sabiduría, capacidad y destreza en toda clase de artes manuales y oficios» [Éxodo 35:30-31 NTV]. Al igual que con Bezalel, Dios tiene un llamado vocacional específico para ti, y te está equipando para que lo lleves a cabo para Su gloria.
3. Recordemos que el llamado a menudo viene en etapas. Todos tenemos el propósito de glorificar a Dios y Él tiene un llamado personal para cada uno. Sin embargo, es posible que tengas dificultades para determinar el tuyo. Es importante darte cuenta de que la mayoría de las veces, el llamado viene en etapas. Para preparar a Moisés para liderar a los israelitas, le permitió cuidar ovejas en el desierto durante 40 años. De manera similar, es posible que actualmente te encuentres en la fase de preparación para el llamado de Dios, o que ya estés produciendo fruto de Su llamado.
El apóstol Pablo escribió: «Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás» [Efesios 2:10 NTV]. Dios te ha preparado un camino. Pide la opinión de quienes te rodean y ora para que se aclare el tuyo. Para ti, todos los días pueden ser el Día del Trabajo.