Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: DEMASIADO OCUPADO PARA UN TIEMPO A SOLAS CON DIOS (Parte 2), una reflexión de Gary Tenpenny.
La semana pasada escribí sobre cómo descubrí el valor de una escapada tranquila, no sólo para la planificación de negocios sino también (y lo que es más importante) para abordar la dimensión espiritual de la vida. Mi aliento para ti es que decidas quedarte en silencio tan a menudo como puedas, acercándote a Dios y recibiendo de Él el alimento espiritual y la nutrición que es importante para experimentar una vida gratificante y plena tanto en los negocios, como en tu vida privada.
De todas las herramientas, estrategias y recursos disponibles para ayudarnos a ser eficaces y exitosos, he aprendido que la disciplina de un tiempo profundo y prolongado a solas con Dios supera con creces a todo lo demás. Más personas logran avances en su vida personal, profesional y espiritual como resultado de esta práctica que con cualquier otro método. Si nuestra meta es realizar y llevar a cabo el propósito que Dios nos ha dado, ¡entonces tiene sentido que dediquemos tiempo a escuchar al Dador del Propósito!
Al estudiar la vida y el ministerio de Jesucristo, encontramos que desde el principio Él encontró necesarios esos tiempos para llevar a cabo eficazmente Su misión: «A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar» [Marcos 1:35 NTV].
Muchos de nosotros anhelamos escuchar la voz de Dios y el plan para nuestras vidas, pero el ajetreo de la vida cotidiana nos distrae. Por lo tanto, es fundamental que programemos intencionalmente más tiempo para encontrar un lugar tranquilo, lejos de todas las distracciones. Aquí recomiendo una manera de enfocarnos:
1. Prográmalo. Reserva un día completo, si es posible. A menudo se necesita medio día o más para sacar de la mente la modalidad de trabajo. Asegúrate de informar a las personas clave en tu vida que te estás tomando un tiempo y que no podrás ser localizarlo.
2. Aíslate. Asiste a un centro de retiro, una casa en un lago, una casa en la playa, un rancho, una cabaña en la montaña u otro entorno privado. Cualquier lugar que sea tranquilo y donde puedas estar solo funcionará. Recomiendo no hacer esto en tu casa, ya que es muy fácil distraerse con visitas, proyectos, tareas, etc.
3. Desenchufa. Deja tu celular APAGADO. También la computadora y la televisión.
4. Mantenlo simple. Trae tu diario, tu Biblia, música, tal vez un libro de un autor cristiano y un cuaderno para notas. Eso es más que suficiente. Quizás comiences con «Lo que quiero decirle a Dios es…». Luego, dedica más tiempo (la mayor parte del día) a leer, escuchar y escribir sobre «¿Qué está tratando de decirme Dios?» Por último, dedica tiempo (tal vez una hora) a escribir tus pensamientos sobre: «¿Qué es lo más importante que estoy escuchando de Dios y cuáles son las implicaciones en mi vida?».
5. Sal a la naturaleza. Experimenta la maravilla natural de la creación de Dios.
6. Escríbelo. Anota tus pensamientos durante tu tiempo a solas. No solo te ayudará a mantener tu enfoque, sino que más adelante también podrás mirar hacia atrás y ver patrones, temas y oraciones contestadas a lo largo de tu viaje con el Señor.
7. Relájate. Disfruta tu tiempo. No sientas que debes estar orando sin parar. Camina, pesca, relájate.
8. Mantente preparado. Por momentos estarás distraído. Es normal. No te desanimes ante tu mente errante. Simplemente sigue centrándote en Dios y en lo que Él te está diciendo.
9. Espera oposición. Nuestro enemigo espiritual intentará descarrilar tu tiempo, muy probablemente uno o dos días antes de que vayas. El tiempo a solas con Dios no es algo que él quiera que hagas.
10. Sé medido. Piensa en lo que comerás y beberás y con qué frecuencia. Demasiada cafeína, azúcar o refrigerios pueden distraer o nublar tu pensamiento y concentración.