Hoy, en Maná del Lunes, presentamos: CONSIDERACIONES ANTES DE CERRAR UN NEGOCIO, una reflexión de Rick Boxx.
A todos nos gusta pensar que, si seguimos las elevadas normas bíblicas sobre cómo hacer negocios, siempre resulta en éxito, pero esa no es la realidad. Puede resultar especialmente frustrante cuando personas poco éticas y sin escrúpulos parecen prosperar mientras nosotros luchamos por hacer lo correcto. Este enigma es tan antiguo como la historia. En la Biblia, un salmista llamado Asaf también estaba teniendo problemas para comprender por qué a las personas malvadas que lo rodeaban les iba tan bien mientras él se tambaleaba en la vida. Él escribió: «Traté de entender por qué los malvados prosperan, ¡pero qué tarea tan difícil!» [Salmo 73:16 NTV].
Esto se convierte en una preocupación particular cuando personas de fe comprometidas con los valores y principios bíblicos deben enfrentar la perspectiva de tener que cerrar sus negocios a pesar de sus mejores esfuerzos, oraciones y confianza en la provisión de Dios. A veces esto es necesario. Pero decidir cuándo y si hay que cerrar un negocio siempre es difícil. Antes de hacerlo, conviene sopesar varios factores. Éstos son sólo algunos:
1. El factor tiempo: Considera la cantidad de tiempo dedicado a mantener el negocio en marcha. He asesorado a remodeladores de viviendas que podrían haber ganado 30 dólares la hora como carpinteros. Pero en lugar de eso, se encontraron trabajando 70 horas a la semana. Al dividir lo que ganaban por el tiempo dedicado al trabajo, esencialmente estaban percibiendo menos del salario mínimo.
El tiempo es valioso y debe compensarse adecuadamente. Si eso no es posible con tu negocio actual, la mejor opción puede ser cerrar tu negocio. Como observó sabiamente el rey Salomón: «Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo» [Eclesiastés 3:1 NTV].
2. El factor talento. Cuando tenía 25 años, era contador público certificado y tenía conocimientos de gestión financiera. Pero en busca de dinero y con ganas de emprender, decidí abrir una agencia de alquiler de autos usados. Un día de invierno, con temperaturas exteriores bajo cero, pocos de los coches de mi lote arrancaban. Ese día me ayudó a darme cuenta de cuánto odiaba ese negocio y de que mis talentos estaban siendo utilizados incorrectamente. La Biblia dice: «Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás» [Efesios 2:10 NTV]. Dios nos ha creado a cada uno de nosotros con talentos únicos. Si los tuyos no se utilizan en tu negocio, esa puede ser una razón más por la que deberías de considerar el cerrarlo.
3. El factor tesoro. Mereces percibir un ingreso adecuado, por el tiempo que trabajas en el negocio. Por ejemplo, Jim dejó un trabajo que le pagaba $100 000 al año e invirtió $200 000 para iniciar un nuevo negocio. Sin embargo, la empresa nunca pudo generar suficientes ingresos para devolver su inversión original, por lo que no fue prudente continuar. Jesús dijo: «Porque si en el manejo de las riquezas injustas ustedes no son confiables, ¿quién podrá confiarles lo verdadero?» [Lucas 16:11 RVC].
En contraste, Travis, un hombre cristiano, lideraba un negocio durante una importante caída de la industria. Cuando cerrar el negocio parecía la única opción viable, Travis sorprendentemente se ofreció a comprar la empresa. Su decisión parecía imprudente, pero Dios le dio esa dirección con claridad. La esposa de Travis incluso se unió a la empresa y se convirtió en inversionista. Juntos hicieron que la empresa fuera rentable. La Biblia expresa: «Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos» [Isaías 55:9 RVR1960]. El mejor razonamiento parecía ser el cerrar la empresa, pero Dios tenía ideas diferentes. Consultarlo fue la clave del éxito.